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Quién no se ha derretido ante la dulce mirada de un cachorrito. Esos ojillos brillantes y su cuerpo rechoncho nos invitan a desear llevarlo a casa para mimarlo y observar sus travesuras.

Es bastante habitual que en los hogares de nuestro país haya algún tipo de mascota: perros, gatos, pájaros, y también exóticos como lagartos, serpientes o incluso tarántulas. En muchos de los casos estos animales viven felices en sus casas y son perfectamente cuidados. Pero hay otras situaciones en que las mascotas apenas son un capricho temporal. Todas las Navidades, los cachorros son el regalo estrella… Desgraciadamente para ellos. Esos animalillos de apariencia juguetona y "de peluche", se convierten con el tiempo en un engorro para el propietario porque el animal además de jugar, mancha, hace pis, y a veces, nos destroza nuestras zapatillas favoritas. Estas cosas forman parte de su vida, de su aprendizaje, pero hay personas que no lo comprenden y terminan abandonándolos en cualquier lugar. Otras veces es la falta de previsión a la hora de comprarse al animal la que les hace reparar en la mascota en el momento de irse de vacaciones. Y es que "vacacionar" y llevarse a la mascota son dos cosas incompatibles para el 38 % de los españoles y los animales que han sido regalados son los primeros en ser abandonados, porque su presencia no es siempre meditada y deseada. En la Declaración de los Derechos de los Animales se especifica claramente que "todo animal perteneciente a una especie que vive tradicionalmente en el ambiente del humano tiene derecho a crecer y a vivir al ritmo y en las condiciones de vida y libertad que sean propias a su especie" y también que "todo animal que el hombre haya elegido como compañero tiene derecho a que la duración de su vida sea conforme a su longevidad natural". A pesar de esto, en los centros de acogida de animales aparecen especies de toda clase y ambientes. Y el más afectado es el perro, compañero inseparable de su amo e injustamente traicionado al llegar la época estival. Cada año se abandonan más de 200.000 mascotas, sobretodo en verano y un dato importante es que el 60 % de las familias que conviven con una mascota, la abandona antes del primer año (datos de la  Asociación para el Fomento de la Adopción de Animales de Compañía Abandonados, ASOFACA). El problema estriba en que mucha gente concibe a los animales como seres sin sentimientos, que sirven para determinados momentos, pero que molestan en muchos otros. El destino de estos animales es poco favorable porque no tienen capacidad para sobrevivir en la vida salvaje, ni buscar su alimento. La mayoría de ellos mueren atropellados, además de enfermos o maltratados. Sólo un 7 % es adoptado por una nueva familia. La solución a este problema es difícil. Por un lado, a pesar de no estar permitido el abandono de animales, estamos ante una legislación bastante escasa en esta materia: apenas se regula el comercio de especies, y casi no se castiga el abandono. A nivel europeo, una Directiva del 2003 obliga a los países miembros a que registren a sus mascotas a través del famoso microchip. Con esta medida será más difícil que el que abandone un animal quede impune, porque estará registrado a su nombre y podrá ser perseguido. Si una mascota pudiera hablar, probablemente diría que los mejores momentos de su vida fueron los que pasó al lado de su amo. Así son ellos, amigos fieles, y su dueño se lo paga despreciándolos de su lado.

La mayoría de los animales abandonados morirán en una carretera. Muchas veces no se tiene en cuenta que los cachorritos crecen y a veces se convierten en grandes perros. Las especies exóticas abandonadas ponen en peligro a la fauna autóctona.

Los refugios de animales están sobresaturados de animales deseosos de entontrar un hogar agradable. Muchos galgos son abandonados o sacrificados al terminar la temporada de caza o su periodo activo. Las vacaciones producen descanso en quien las toma pero también dejan cientos de miles de animales abandonados.